Este lugar está enclavado en el Parque Natural de Cabo de gata, fue bautizado
así por los marineros de la zona allá por principios del siglo XX cuando se
asentaba una colonia de foca monje en sus inmediaciones, las comparaban con sirenas
cuando estos fascinantes mamíferos se recostaban en su superficie y les daban la
bienvenida con sus cálidos sonidos. Esta historia recuerda a La Odisea de
Homero, aunque existen más símiles como los acantilados, el trafico marítimo constante debido a la gran exportación de minerales, los cuales eran cargados a través del muelle del que todavía hoy quedan vestigios, y por último los obstáculos en forma de moles minerales que se encontraban estas naves al pasar por la zona, la existencia de pecios como el vapor da fe de ello.
En cuanto al análisis del paisaje y el entorno, el factor principal son las
chimeneas basálticas de origen volcánico que emergen del océano de formas
irregulares y que otorgan ese tono oscuro que contrasta con el azul del cielo y
el mar. Las salidas y puestas de sol son increíbles con los reflejos en el agua
turquesa que nos brinda el cabo de gata gracias, en parte, a la oxigenación que
proporciona la Poseidonia oceanica, planta fanerogama endémica del mediterráneo. Estas crestas
gigantes de formas caprichosas que tomaron las cenizas y la lava cuando se
enfriaron después una erupción volcánica llevan guardando este lugar mágico
durante miles de años. En torno a ellas, hacia el norte y hacia el sur
acantilados y montañas interminables también de origen volcánico bordean todo
el litoral. En el fondo del mar que rodea estas formaciones se alberga una gran
biodiversidad marina, praderas de poseidonia, meros, estrellas y caballitos de mar son
algunos ejemplos; en el cielo gaviotas y cormoranes surcan y se posan esperando
el despiste de alguna presa. Las olas chocan violentamente contra los cantiles,
la resaca espumosa de diluye hacia el fondo de esta reserva marina cuna de
buceadores, geólogos y científicos que buscan la luz que dió origen a este
paisaje. La magia y el embrujo instan a amarrarse a sus raíces como Ulises a su barco para no sucumbir al encanto de las sirenas en la mencionada
Odisea y en este caso disfrutar del graznido de las gaviotas, el bufido del viento de poniente, el rugir de las
olas, en fin, abrir los ojos y contemplar este lugar como si nos hubiéramos trasladado a
una isla perdida de la antigua mitología griega.
No obstante, se trata de un lugar de peregrinaje de turistas algo masificado debido a su espectacularidad, además de que en muy pequeño espacio se puede disfrutar del mirador de las Sirenas, el
faro de Cabo de Gata, la playa de Las salinas y el propio humedal contiguo a esta. Además se le considera la puerta del Parque Natural de Cabo de
Gata-Nijar, debido a que es lo primero que vemos cuando llegamos desde Almería en dirección al Parque.
JOSE ANGEL MACHO BARRAGUES. INGENIERO AGRONOMO
Joseangel.macho@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario