En la zona sureste de la península asoma un enclave natural único por sus
características geológicas, climáticas y paisajísticas. Concretamente alojado
en la provincia de Almería y a lo largo de 63 km de costas y parte de su
interior este espacio natural fue el primero en estar protegido en Andalucía,
allá por el año 1987. Se trata de una zona árida con muy escasas lluvias,
muchas horas de insolación y altas temperaturas; también es una región donde
sopla con asiduidad el viento, ya sea de levante o de poniente. Lugar de alta
importancia geológica por su origen volcánico, la UNESCO lo incluye en la red
global de Geoparques.
Con una importancia paisajística inmensa, formaciones como chimeneas,
morones, montañas, desfiladeros, playas y dunas fósiles dan un matiz al entorno
que evoca a tiempos primitivos en los que la tierra se estaba formando y en los
que el fuego, la lava y las cenizas a medida que se enfriaban moldeaban este
paisaje hasta el paraíso que hoy en día nos encontramos. El mayor atractivo
litoral reside en sus numerosas calas y playas naturales rodeadas de grandes
acantilados de insólitas formas y colores. Resalta en el paisaje las formas
caprichosas que presentan estos escarpes esculpidos por el viento a lo largo de
los años, las puestas y salidas de sol a través de ellos resultan
espectaculares. Tal es la calidad e inmensidad de su luz y su valor
paisajístico que la industria del cine se ha fijado en esta comarca siendo
escenario de películas como Indiana Jones y la última cruzada, la muerte tenía
un precio o la más reciente serie Juego de tronos. Un nutrido numero de
castillos, atalayas y torreones a modo de construcciones defensivas salpican
sus partes altas, vestigios de tiempos pasados en los que los piratas usaban
sus inaccesibles desfiladeros, grutas y cuevas en forma de guarida. En la zona
interior destacan los grandes cortijos con una gran separación entre ellos
debido a la escasez de agua de antaño que hacía que los núcleos poblacionales
estuvieran dispersos. En ellos, numerosas infraestructuras agrarias como
molinos, norias y aljibes testigos de épocas pasadas jalonan hectáreas de
terreno que todavía hoy se cultivan de cereal y hortalizas.
En las profundidades de los acantilados asoman las praderas de poseidonia,
planta marina de gran importancia medioambiental debido a que da cobijo en su
interior a una gran diversidad de fauna marina, son grandes fijadoras de Co2 y
oxigenan el agua proporcionándole ese tono turquesa tan preciado y evocador. Especies
tan exóticas como meros, estrellas de mar, erizos o caballitos de mar pueblan las
grandes extensiones de esta planta clave en el ecosistema de cabo de gata. Palmitos,
pitas y azufaifos son los reyes de la vegetación. En cuanto a la fauna, aves
marinas como gaviotas y cormoranes son fáciles de observar en la zona litoral;
conejos, liebres y zorros conviven en las áridas llanuras junto a reptiles como
la culebra bastarda o la víbora hocicuda. En la zona de las salinas aparecen
casi permanentemente los elegantes y esbeltos flamencos junto a diferentes
especies de ánades.
Tradicionalmente se han explotado los diferentes recursos de esta tierra a
través de la minería, la caza, ganadería, pesca y agricultura estableciendo una
armonía y simbiosis constante entre el ser humano y la naturaleza. Todavía son
numerosos los vestigios de la época minera en forma de explotaciones
abandonadas, muelles de carga y vetustos vías de tren. La pesca ha sido y es
actualmente realizada de una forma artesanal sin arrastre contribuyendo a la
conservación de la biodiversidad. En cuanto a la ganadería destaca la presencia
testimonial de la cabra blanca andaluza, especie ganadera de gran porte adaptada a zonas áridas con pocos recursos.
Para poder conocer bien la zona es aconsejable recorrer la costa de punta a
punta parando en los lugares más emblemáticos como por ejemplo: los miradores
de Amatista y Las Sirenas, El faro de Cabo de Gata, las playas de El Playazo, Genoveses
y Los Muertos, Cortijo de los Frailes, las minas de Rodalquilar, Cala de San
Pedro, Las Salinas y pueblos como San José, Las Negras o Aguamarga. A parte de
recorrer la zona a pie o en coche también es interesante descubrir el cabo de
gata desde el mar ya sea en kayak, barco o buceo, de esta manera se puede
interpretar el paisaje desde un punto de vista diferente ya que se podrán
apreciar detalles y llegar a contemplar lugares que solamente son accesibles
desde el océano. Una nueva forma de conocer el parque muy de moda durante los
últimos años es el senderismo de acantilado que consiste en recorrer los
pequeños senderos que atraviesan las partes altas del borde litoral.
José Ángel Macho Barragués. Ingeniero Agrónomo
Puedes enviar cualquier consulta o curiosidad sobre paisajismo, naturaleza
y jardinería.
No hay comentarios:
Publicar un comentario