21 de diciembre de 2019

EL MARAVILLOSO MUNDO DE LA HOZ DEL JARAMA…y el sendero dorado que conduce a Bonaval

En un marco incomparable como es la vecina Sierra Norte de Guadalajara, en uno de sus más recónditos lugares, existe un paraje que alberga una naturaleza extraordinaria que hizo que un grupo de monjes cistercienses fundaran en el silo XII un espectacular monasterio con el fin de proteger estos bastos territorios de los musulmanes durante la reconquista. El paisaje que dibuja La hoz del río Jarama, es un paraje que al ser observado nos traslada por momentos a un mundo mágico, comparable por momentos al que descubrió Dorothy en el cuento El maravilloso mundo de Oz.

Este afamado río madrileño tiene sus orígenes en el noroeste de la cercana provincia de Guadalajara, se trata de una zona aislada en la que nos vamos a detener para descubrir un entorno natural único que alberga un paisaje asombroso. El curso alto del río Jarama es el protagonista de este espacio natural, donde sus gélidas y cristalinas aguas avanzan sin piedad, poco después de su nacimiento en las estribaciones de La vecina Sierra de Ayllón. Durante todo el recorrido paralelo al Jarama que transcurre desde el puente nuevo de Valdesotos hasta el monasterio de Bonaval se van sucediendo lienzos dignos de los mejores libros de naturaleza con la presencia perpetua del sonido del agua que solo es interrumpida por el graznido de los buitres. En este tramo del cauce, aparecen vetustos encajonamientos sobre rocas calizas que han sido esculpidas a lo largo de los años dejando un paisaje de cuento de hadas. Sin duda alguna, la fastuosa hoz que forma el río Jarama en este entorno, refugio del buitre leonado, es un espectáculo de la naturaleza para dignificar dada su grandiosidad y estado de conservación. Al fondo de la propia Hoz resalta un imponente paredón de roca caliza con forma redondeada en diferentes tonalidades jalonado de oquedades y cuevas de origen incluso prehistórico y en cuyas laderas contemplamos excelentes ejemplares de chopos, robles, encinas y espectaculares roquedos colonizados por el musgo. Durante estas fechas resulta una experiencia única avanzar por el sendero que nos conduce hasta el Monasterio de Bonaval a través de un manto dorado formado por las últimas hojas caídas de los robles y otras especies de hojas caducas como el quejigo que nos trasladan por momentos a las maravillosas tierras de Oz, ya que como dice Dorothy en el cuento “Si caminamos lo suficiente, alguna vez llegaremos a alguna parte”.

La flora de este enclave resulta asombrosa desde principio a fin, con un catálogo de especies mediterráneas que jalonan diferentes entornos. Una de sus singularidades principales es la presencia de pequeñas parcelas de olivar, hecho que resalta dada la escasa presencia de este árbol en toda la sierra Norte, más singular aún es la presencia de líquenes en ramas defoliadas de grandes ejemplares de olivos seguramente cerca de ser centenarios. Entre las especies de árboles destacan espectaculares ejemplares de encina con portes asombrosos, así como bosquetes de robles quejigos y arces. Contemplan esta selecta nómina de especies vegetales arbustos como la jara, tomillo y romero adornan las lindes de los senderos y acompañando al curso del río destacan árboles típicos de ribera como el álamo negro, el fresno o el imponente aliso. Otro elemento llamativo es la presencia de musgo en diferentes tramos de la ruta, signo de la escasa contaminación de este paraíso natural que ha perdurado durante años aguantando el paso del hombre.

La inaccesibilidad a este entorno y su basta extensión hacen del curso alto del Jarama un refugio ideal para la fauna ibérica. En el propio curso del río y sus riberas destacan especies como la nutria, la trucha, el cangrejo, el Martín pescador y el barbo. Mamíferos como el corzo, el jabalí y el ciervo pueblan las zonas de llanura y en las alturas a parte del buitre leonado, el águila perdicera y el alimoche anidan con asiduidad. Reptiles como la culebra de escalera o el lagarto ocelado encuentran acomodo en las múltiples oquedades de la roca caliza. Sin duda alguna, este territorio ideal para la presencia del lobo ha permitido durante los últimos años su expansión desde lugares cercanos como la Sierra de Guadarrama o la Sierra de Urbión en Soria.

La presencia durante el recorrido de elementos arquitectónicos como el espectacular monasterio de Santa María de Bonaval o el solitario puente medieval de Valdesotos engrandece la visita a este entorno natural.  Este claustro alcarreño se encuentra en la actualidad en fase de acondicionamiento para hacerlo más visitable, destacó por una arquitectura original que abandonó todo signo externo de riqueza, bajo sus techos habitó una orden de monjes cistercienses que basó su subsistencia en practicar la filosofía del “Ora et labora”. El puente de Valdesotos emerge unos metros después de cruzar el puente moderno de la carretera que nos lleva hasta Valdesotos, este puente histórico datado aproximadamente sobre el siglo XII fue un paso de transito con cierta importancia ya que era una de las mejores formas de vadear el río Jarama para poder llegar hasta el Monasterio cisterciense Santa María de Bonaval.

Las mejores épocas para visitar la Hoz del Jarama son sin duda alguna, el otoño y la primavera, gracias a las diferentes tonalidades que ofrece el paisaje. La ruta propuesta parte desde la localidad de Valdesotos hasta el puente nuevo, de donde sale un sendero que va acompañando el cauce del Jarama aguas arriba hasta llegar a Bonaval. En este entorno se pueden visitar otros espacios naturales cercanos ubicados en el propio Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara como el chorro de Valdesotos, Las lagunas de Puebla de Beleña, Los pinares de Tamajón o Las cascadas del Aljibe. Si lo que buscamos es una parada gastronómica, podremos adentrarnos en las cercanas poblaciones de Cogolludo o Tamajón para degustar un sabroso lechazo asado acompañado de unas exquisitas setas de temporada, todo ello aderezado con una espectacular miel serrana.


TEXTO Y FOTOS. JOSE ANGEL MACHO BARRAGUES. INGENIERO AGRONOMO

14 de octubre de 2019

LA DEHESA BONITA

En las inmediaciones del norte de la Comunidad de Madrid. Casi justo en el vértice en que se unen las provincias de Madrid, Segovia y Guadalajara, junto al pueblo de Somosierra, surge este singular espacio caracterizado por las numerosas especies caducifolias que emergen ante el visitante. Trasladándole por momentos a los imponentes bosques atlánticos del norte de la península ibérica.
Este excelente paraje está asentado en un valle formado en las estribaciones del Sistema Central. En su interior alberga el arroyo Cambronales. A partir de este curso emerge un bosque caducifolio que domina toda la Dehesa Bonita. Para conocerla mejor, se puede realizar una ruta de unos 10 km. La cual rodea todo el paraje adentrándose por momentos en su interior y ofreciendo lugares tan emblemáticos. Es el caso de la fuente de la Fuenfría (fuente de agua en forma de abrevadero rodeada de numerosos ejemplares de abedules) o El mirador (gran pradera desde la cual se puede apreciar la fastuosidad del bosque).
En cuanto al paisaje cabe destacar los numerosos pies de especies caducifolias que se pueden encontrar: avellanos, robles, mostajos, fresnos e incluso abedules. Especies, todas ellas poco frecuentes de estas latitudes. Además, este lugar nos regala la presencia de algunos ejemplares de acebos que incluso han llegado a ser catalogados como árboles singulares. La orientación sur que tiene hace todavía más peculiar este entorno. Y es que es la única explicación que hace que todavía perduren dichas especies en este rincón es el microclima que se ha ido creando a lo largo de los años y que todavía permite a estas especies típicas de bosques atlánticos perdurar en la eternidad.
El paso inexpugnable del agua del arroyo crea un paisaje espectacular. Ya que éste se ve salpicado por un manto multicolor formado por las hojas caídas, creando un entorno único. Es de señalar los lugares que se pueden descubrir al adentrarse en el interior del bosque. Como pueden ser las impresionantes estampas que forman las zonas de avellanedas. Enormes ejemplares de avellanos con una distribución heterogénea aparecen en grandes extensiones de pradera que evocan por momentos a los bosques mágicos que aparecen en los cuentos infantiles.
Un hecho a tener en cuenta es que debido a sus condiciones de orientación, humedad, temperatura, etc. se trata de una zona ideal para el desarrollo de diferentes especies de setas. Alli podemos encontrar los apreciados Boletus. Lo que le otorga al paisaje un toque enigmático. Durante el recorrido es fácil ver vacas o caballos pastando. Rescoldos de un pasado no lejano durante el cual este entorno era un lugar de obligado paso para la trashumancia. Tradición ganadera que evita el sobrepastoreo y que ha permitido rehuir de la desertificación a los paisajes.
La mejor época del año para realizar la visita es durante el mes de noviembre. En esta fecha se permite apreciar los contrastes en las hojas de los árboles. Además disfrutaremos de la hojarasca que se va amontonando sobre el terreno. Durante este periodo, siempre que las condiciones climáticas hayan sido propicias, nos encontraremos numerosas especies de setas. Junto a la Dehesa se encuentra el pueblo de Somosierra. Lugar de parada obligatoria para revivir las sensaciones encontradas durante la visita a la Dehesa Bonita. Cerca del pueblo existen otros parajes naturales que se pueden visitar. Lugares como el nacimiento del río Duratón o la ascensión al pico tres provincias.
JOSE ANGEL MACHO BARRAGUES. INGENIERO AGRONOMO.









La Dehesa Bonita 2

7 de octubre de 2019

PAISAJES DE FOTO: CASTILDETIERRA


Este llamativo lugar protagonista de múltiples anuncios publicitarios y películas se encuentra en el Parque Natural de Las Bárdenas Reales, cuyo acceso se encuentra muy cercano a la localidad navarra de Arguedas. Con una gran importancia paisajística y una asombrosa naturaleza está declarado como Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Reserva de la Biosfera. En la actualidad se trata de un paisaje desértico enclavado en las inmediaciones del extenso Valle del Ebro cuyo origen fue una zona pantanosa generada por el plegamiento que se produjo al chocar las placas europeas e ibérica hace 20 millones de años. 
El Castildetierra está situado concretamente en el paraje conocido como Bárdena blanca ubicado en la parte central de Las Bardenas y se encuentra acotado por La Bardena Negra y El Plano. La formación de esta llamativa efigie de la naturaleza desde un punto de vista geológico constó de 2 fases, una primera de sedimentación durante la cual se produjo el arrastre de y acumulación de sedimentos compuestos principalmente por limos, arcillas y arenas por parte de grandes corrientes fluviales. Durante la segunda fase comenzó a producirse la erosión de estos depósitos que después de millones de años se habían transformados en rocas sedimentarias, este tipo de roca se caracteriza por la diferente dureza que tienen los distintos materiales que la componen. Los cabezos como es el caso de Castildetierra se forman debido a que en la parte superior poseen una roca dura que protege a las rocas subyacentes que son más blandas, quedando como resultado estructuras triangulares con la base ancha y la parte superior estrecha abombada.

Con una flora muy característica adaptada a veranos muy cálidos, inviernos muy fríos y la escasez de lluvia durante todo el año y bajo la influencia de la mano del hombre destacan como unidad de vegetación especies de matorral y pastizal puramente esteparias como el esparto, la ontina y el sisallo. Entre la fauna adaptada a estas condiciones se encuentran invertebrados singulares como la tarántula o el alacrán. Las aves son sin duda alguna las especies animales más comunes en este entorno, entre ellas destacan dos grupos las esteparias y las rapaces, la gran avutarda y el huidizo sisón son las protagonistas de la estepa, en las zonas más escarpadas e incluso en lo alto de los cabezos reinan el alimoche y el buitre. En este entorno además destaca la presencia de varias especies de murciélagos.

El silencio de este paisaje yermo compuesto por hábitats como los saladares y la estepa solamente es roto por el Cierzo o por el canto de la alondra ricotí. En cuanto a la etnografía de este terreno al igual que pasa en otros espacios naturales el hombre siempre ha sabido sacar el máximo provecho de la naturaleza siendo respetuoso con ella. Este entorno perteneció al reino de Navarra, fue tierra de forajidos y bandidos para dar paso en la época moderna a la agricultura del más pobre de los secanos y a una ganadería basada en el pastoreo del ganado ovino. Para ayudar a conocer el territorio en la actualidad es posible realizar actividades como el senderismo o el ciclismo en itinerarios perfectamente señalizados.

JOSE ANGEL MACHO BARRAGUES. INGENIERO AGRONOMO

2 de septiembre de 2019

PAISAJES DE FOTO: LOS HERVIDEROS


Esta asombrosa formación de acantilados de origen volcanico está situada en la costa suroeste de la isla canaria de Lanzarote. Siendo uno de los paisajes más estremecedores de la isla de la princesa Yaiza, en este entorno destaca la bravura con la que el oleaje aparece bufando y chocando violentamente contra las paredes de tonos negros y grisáceos de estas abruptas paredes llenas de grutas y grietas con un terreno totalmente escarpado y rugoso. Su origen data de las coladas históricas del siglo XVIII que dieron origen también al Parque Nacional de Timanfaya, los principales materiales que la forman son basaltos olivinicos y xenolitos de dunita. 
La furia y el chillido del océano atlántico estremece a los visitantes de este enclave de apenas 200 metros lineales situado entre la localidad pesquera de El Golfo y las salinas de Janubio a los pies de las montañas de fuego y volcanes del Timanfaya. En los Hervideros se podrá disfrutar de la sensación de contemplar un lienzo vivo que recoge una naturaleza salvaje y desatada con una explosión de colores azules, negros y rojos donde se fusionan el cielo, el agua y la tierra.
Uno de sus principales atractivos se produce en días de fuerte oleaje, cuando la fuerza con que penetran las olas en los pasillos interiores de estas coladas genera la formación de jets de espuma pulverizada de agua de mar también conocidos como bufaderos y que llegan a alcanzar incluso varios metros de altura. Su visita es libre y cuanta con señalización y aparcamiento, será necesario tener precaución al recorrer los pequeños senderos que se han trazado en las entrañas de estas espectaculares coladas diseñados por el magistral artista conejero Cesar Manrique.

JOSE ANGEL MACHO BARRAGUES. INGENIERO AGRONOMO



29 de agosto de 2019

LA RUTA DE LOS FAREROS (SERRA GELADA-ALBIR)


Situado en la localidad alicantina de Alfaz del Pi, concretamente entre las bahías de Benidorm y Altea, encontramos un pequeño entorno natural que destaca entre los grandes rascacielos, las playas turísticas y el tráfico marítimo de la comarca alicantina de la Marina Baja. Ejemplo singular de sierra de la costa valenciana, este oasis ofrece un conjunto de ecosistemas formados por grandes acantilados, fondos marinos espectaculares y calas de ensueño, todo ello rodeado por un entorno montañoso que alberga en su interior un gran catálogo de especies de fauna y flora, algunas de ellas muy peculiares.
La ruta de los fareros transcurre íntegramente por el Parque Natural de la Sierra Gelada y debe su nombre a que su recorrido en la actualidad discurre prácticamente por el mismo sendero que utilizaban los antiguos fareros para poder transportar víveres hasta su lugar de trabajo y residencia. Este entorno se encuentra protegido desde el año 2005, año en que se convierte en el primer Parque marítimo-terrestre de la Comunidad Valenciana. El recorrido propuesto comienza en la localidad de Alfaz del pi y tiene una longitud de unos 5 km entre ida y vuelta, se puede tardar entre hora y media y 2 horas, contando las paradas y el tiempo empleado en la visita al interior del faro, convertido hoy en día en Centro de Interpretación con una exposición temática permanente explicativa del Parque Natural de la Sierra Gelada y la historia del propio faro y sus fareros.
En cuanto a la unidad paisajística, en los fondos marinos destacan dos tipos de ecosistemas por un lado los formados por imponentes praderas de poseidonias con fondos arenosos y por otro los fondos rocosos como el de la Llosa, en ambos podemos encontrar un gran catálogo de especies emblemáticas como la morena, el pez luna o el hermoso delfín mular. Otras especies destacadas por encontrarse más amenazadas son la nacra y un tipo muy peculiar de vermetido, el Dendropoma petraeum. Este paisaje conserva entre su rico patrimonio natural vetustos restos de edificaciones con gran historia como las ruinas de la antigua mina de ocre o la torre bombarda, atalaya mandada construir por el rey Felipe II en el siglo XVI ante la amenaza de los temidos piratas berberiscos que encontraban refugio en las inaccesibles calas y acantilados de este reducto del mar mediterráneo. El color azul celeste del fondo marino contrasta en armonía con el color grisáceo brillante como el hielo que aparece reflejado por el sol de la madrugada en las rocas calizas que jalonan las cumbres de las montañas y que da origen al nombre de este Parque Natural. En estos roquedos llenos de vida destaca la presencia de diferentes especies de aves como la pardela cenicienta, el cormorán moñudo o el audaz halcón peregrino. Estas especies de aves conviven en armonía con reptiles como el lagarto ocelado y la salamanquesa, así como con pequeños mamíferos como la musaraña o el lirón careto.
En cuanto a la flora destaca la presencia de una gran masa arbórea de pino carrasco en las zonas bajas de las laderas, a medida que se va ascendiendo comienza a desaparecer y dar paso al matorral donde destacan la jara, el lentisco, lavanda y el palmito, éstos aparecen acompañados de otras especies anuales como el narciso y la cebolla albarrana. Este enclave tiene tal riqueza que incluso también acoge varios tipos diferentes de orquídeas. Para conocer más a fondo este Parque Natural y la ruta de los fareros existe un recorrido transversal de todo el sistema montañoso con ascenso incluido al pico Gobernador. Esta visita se puede completar con actividades deportivas como el Snorkel, el piragüismo o el buceo. Además, también se puede disfrutar de la sensación única de parar durante el recorrido en el mirador Alfonso Yébenes Simón, Ingeniero de Minas y gran divulgador de la Sierra Gelada, para contemplar el vuelo furtivo de las aves o el salto del delfín mular.

JOSE ANGEL MACHO BARRAGUES. INGENIERO AGRONOMO.

26 de agosto de 2019

PAISAJES DE FOTO: LA PLAYA DE LAS CATEDRALES

Este fabuloso enclave llamado también playa de aguas santas está situado en el mar cantábrico y se ha convertido durante los últimos años en uno de los parajes naturales más afamados y visitados de nuestra costa norte. Gracias a las impresionantes postales que nos ofrece y sobretodo a su originalidad, este enclave se aleja del prototipo de playa del litoral mediterráneo ideal para el baño tal piscina climatizada. En cuanto a sus figuras de protección, está catalogado como Monumento natural, forma parte de la zona especial de protección de los valores naturales “As Catedrais” y está incluida en la reserva de la Biosfera del río Eo, Oscos y Terras de Burón. 

En la playa de las catedrales podremos disfrutar de la fuerza salvaje del agua que choca contra colosos de pizarra que forman acantilados de cientos de millones de años de antigüedad, mientras escuchamos el graznido de una gaviota que se posa en un risco saliente con semblante amenazante sobre un pequeño banco de reos, la célebre y huidiza trucha de mar. Sin duda alguna, la singularidad de las formas que tienen sus acantilados son la diferenciación de este enclave natural, estas paredes rocosas formadas principalmente por pizarras y esquistos han sido moldeadas por la acción de las mareas adquiriendo formas caprichosas como grandes arcos tal arbotante, pasadizos o espectaculares grutas y cuevas. En este contexto, sin duda alguna destacan los arcos titánicos espectaculares que jalonan sobre la arena tal acueducto o pie de gigante, además es de destacar que nada más pisar la fina arena se comienza a respirar una sensación mística típica de la idiosincrasia gallega.

Se trata de un fantástico lugar de paso para las aves migratorias por lo que en primavera son habituales las abubillas y garcetas, durante todo el año son más habituales aves como el cormorán o el simpático ostrero euroasiático que destaca en el horizonte con sus patas y su pico naranjas. Gracias a las fuertes mareas y las numerosas rocas que jalonan este entorno, se ha creado un ecosistema ideal para el desarrollo de diferentes especies de moluscos como percebes, mejillones o lapas. La flora curiosamente también encuentra acomodo a pesar de ser un lugar con unas condiciones poco favorables para su desarrollo, esto se traduce en la aparición de especies tan singulares y amenazadas como la acelga salada o la herba de namorar.
Este fabuloso enclave está situado en la frontera entre Asturias y Galicia, concretamente en el municipio gallego de Ribadeo donde encontraremos todo tipo de servicios. Se encuentra expuesto a un clima puramente cantábrico con fuertes vientos y oleajes furiosos durante el invierno, mientras que los veranos suelen ser suaves. La mejor época para visitar este claustro es sin duda alguna el verano, ya que además podremos aprovechar para tomar un baño veraniego en las salvajes y bravas aguas de esta playa. Habrá que estar muy atentos a las mareas, ya que para aprovechar al máximo este enclave, se deberá realizar la visita durante la bajamar, lo que nos permitirá recorrer sin peligro una mayor superficie de terreno de este fantástico lugar, no obstante, también resulta espectacular el poder contemplar mediante un pequeño paseo bien indicado sus acantilados desde la parte de arriba durante la marea alta.

JOSE ANGEL MACHO BARRAGUES. INGENIERO AGRONOMO

12 de agosto de 2019

PAISAJES DE FOTO: EL SALTO DEL GITANO


Situado en pleno corazón del Parque Nacional de Monfragüe, joya de la naturaleza de Extremadura, esta mole de cuarcita se eleva varios metros sobre las aguas del río Tajo formando un paisaje espectacular. En el conjunto de este Parque Nacional destacan agentes paisajísticos como los cauces de los ríos Tajo y Tiétar, los roquedos que han ido moldeando estas cuencas fluviales y una gran extensión de bosque de matorral mediterráneo en perfecto estado de conservación que jalona las sierras que lo rodean.


En cuanto al paisaje de la foto, esta espectacular formación rocosa que cuenta con millones de años de antigüedad y cuyo componente principal es la cuarcita armónica, ha sido moldeada a lo largo del paso de los años por las aguas cristalinas del río Tajo dibujando un paisaje asombroso. También conocido como Roquedo de PeñaFalcón, este paisaje ibérico por excelencia es un punto de referencia de la ornitología y de la flora mediterránea. Este peñasco alberga numerosos nidos de buitre leonado principalmente, aunque es posible dependiendo de la época del año divisar distintos ejemplares de cigüeña negra, alimoche, buitre negro o incluso halcón peregrino. Otro aspecto a destacar del paisaje es el contraste que otorgan las aguas cristalinas del río Tajo a su paso por este titán de la naturaleza, estas aguas puras albergan especies autóctonas de peces como la carpa común, el barbo o la boga. Debido a su grandiosidad, este coloso hercúleo permite ser contemplado sin interrupción durante largos periodos ya que, aparte de poder ver una gran colonia de aves, también es posible observar en sus laderas distintas formaciones vegetales adaptadas a un medio especialmente desfavorable para su desarrollo como son el ombligo de venus, dedaleras, enebros e incluso pequeñas encinas. Por lo tanto, si existe una palabra que defina este enclave esa es Biodiversidad. 

La curiosidad de su nombre tiene una explicación, ya que según la leyenda un bandido gitano que solía realizar asaltos en la zona de esta sierra, un día al verse perseguido decidió refugiarse de la guardia civil en las cumbres de este enclave rocoso, hasta que llegó un momento en que estaba totalmente cercado por los guardias consiguiendo escapar realizando un salto espectacular hasta una roca aislada dejando a sus perseguidores petrificados, de ahí la forma de tricornio que tiene una de las rocas que forma en la actualidad este fantástico paisaje de leyenda.
Además de este espectacular enclave, este Parque Nacional también ofrece otros lugares de gran interés como el castillo de Monfragüe, el puente del cardenal o el mirador de la Portilla del Tiétar. Grandes poblaciones relativamente cercanas como Plasencia, Navalmoral de la Mata o Trujillo nos permitirán degustar platos pastoriles típicos de los cuales dentro de una larga lista destacamos la caldereta de cordero acompañada de ricos entrantes a base de quesos de la tierra y embutidos de cerdos ibéricos criados y alimentados en las extensas dehesas de Monfragüe y sus alrededores.


JOSE ANGEL MACHO BARRAGUES. INGENIERO AGRONOMO. 2019

7 de agosto de 2019

EL DELTA DEL EBRO


Al sur de la provincia de Tarragona aparece uno de los espacios naturales más singulares de la península ibérica, se trata del Delta del Ebro, accidente geográfico espectacular que aúna a sus paisajes una etnografía sorprendente acompañada de una asombrosa gastronomía y naturaleza que envuelven este paisaje eterno puramente mediterráneo. Hablar del Delta del Ebro es hablar de naturaleza y agricultura, una fusión muy común en todos nuestros paisajes que en esta ocasión alcanza su zenit.


Un Delta es un accidente geográfico que se forma por la acumulación de sedimentos que son arrastrados por las corrientes de un río hasta su desembocadura. En el caso del Delta del Ebro, gracias a estos depósitos de sedimentos se ha ido ganando terreno al mar mediterráneo, aunque en la actualidad está en recesión ya que la cantidad de sedimentos arrastrados ha descendido notablemente debido a la construcción de diferentes pantanos a lo largo del curso del rio Ebro. A finales del siglo XIX se produjo un desarrollo de la agricultura que impulso este entorno incrementando de forma muy sustancial la actividad agraria y la demografía. Esta agricultura basada principalmente en el cultivo del arroz se aprovechó de los recursos naturales existentes en el Delta (agua sin grandes limitaciones, grandes conocimientos del manejo del cultivo, tierras fértiles, topografía y climatología favorable) para potenciar este cultivo ancestral que se ha convertido en santo y seña de esta región.

En cuanto a la unidad paisajística de este magnifico lugar, destacar los diferentes biotopos que lo forman. Las innumerables hectáreas de arrozal ya son de por sí un escenario comparable con otros deltas mundialmente famosos como el que forman los ríos Nilo o Ganges. En cuanto a la disposición del paisaje, destaca las escasas diferencias de nivel en toda la superficie del Delta, no obstante, se trata una gran planicie que se extiende sobre 320 km2, lo que otorga de una intensidad de luz especial que hace todavía más grandioso este lugar. Sin duda alguna son merecidas de destacar las espectaculares playas kilométricas rodeadas por dunas de arena fina como las de El Fangar o El Trabucador. Otro entorno sobresaliente es el formado por las numerosas Lagunas vivas que salpican toda la superficie del Delta y que se encuentran pobladas por numerosas aves. Las dunas y las salinas se fusionan en el horizonte para formar pequeñas zonas desérticas, el contraste entre el humedal y la zona árida resulta espectacular. Otro lugar mítico es La Desembocadura que asoma en un horizonte donde el mar mediterráneo ofrece resistencia al caudal del Ebro que moribundo entrega sus aguas frente a la isla de Buda, icono emblemático para la protección natural del Delta.

Se trata de un lugar situado estratégicamente para las aves migratorias en el que encuentran acomodo gracias a sus aguas ricas en nutrientes y buena climatología. Son numerosas las especies emblemáticas de aves que se pueden contemplar, algunas como los flamencos, son una especie icónica del delta, otras como garzas y grullas están escoltadas de innumerables especies de ánades y aves marítimas formando parte de un catálogo ornitológico espectacular. Que decir de su gastronomía, arroces acompañados de todo tipo de productos extraídos de las tierras del delta, ancas de rana, mariscos y platos de caza componen un abanico de sabores extraordinarios, seña de identidad propia del entorno. En cuanto a su arquitectura destacan los vestigios de las barracas, casas de barro utilizadas ancestralmente por los pescadores que poblaban este entorno. Además, todavía perdura un funcional entramado sistema de canales y acequias que suponen una obra de ingeniería hidráulica única. Son múltiples las rutas a pie o bicicleta y actividades al aire libre que se pueden realizar en el Delta, caminar por las orillas de la playa de El Fangar hasta su famoso faro, recorrer la ribera del Ebro en bicicleta, surcar sus aguas en kayak o mediante embarcación recreativa, la pesca deportiva, practicar deportes acuáticos en la playa del trabucador o degustar productos propios del Delta  son una amalgama de prácticas que nos llenarán de adrenalina y envolverán en un entrono natural único que tenemos que conservar entre todos. 



José Ángel Macho Barragués. Ingeniero Agrónomo. 2019