Este fabuloso enclave llamado
también playa de aguas santas está situado en el mar cantábrico y se ha
convertido durante los últimos años en uno de los parajes naturales más
afamados y visitados de nuestra costa norte. Gracias a las impresionantes postales
que nos ofrece y sobretodo a su originalidad, este enclave se aleja del
prototipo de playa del litoral mediterráneo ideal para el baño tal piscina
climatizada. En cuanto a sus figuras de protección, está catalogado como Monumento
natural, forma parte de la zona especial de protección de los valores naturales
“As Catedrais” y está incluida en la reserva de la Biosfera del río Eo, Oscos y
Terras de Burón.
En la playa de las catedrales
podremos disfrutar de la fuerza salvaje del agua que choca contra colosos de
pizarra que forman acantilados de cientos de millones de años de antigüedad, mientras
escuchamos el graznido de una gaviota que se posa en un risco saliente con
semblante amenazante sobre un pequeño banco de reos, la célebre y huidiza
trucha de mar. Sin duda alguna, la singularidad de las formas que tienen sus
acantilados son la diferenciación de este enclave natural, estas paredes
rocosas formadas principalmente por pizarras y esquistos han sido moldeadas por
la acción de las mareas adquiriendo formas caprichosas como grandes arcos tal
arbotante, pasadizos o espectaculares grutas y cuevas. En este contexto, sin
duda alguna destacan los arcos titánicos espectaculares que jalonan sobre la
arena tal acueducto o pie de gigante, además es de destacar que nada más pisar
la fina arena se comienza a respirar una sensación mística típica de la idiosincrasia
gallega.
Se trata de un fantástico lugar
de paso para las aves migratorias por lo que en primavera son habituales las
abubillas y garcetas, durante todo el año son más habituales aves como el cormorán
o el simpático ostrero euroasiático que destaca en el horizonte con sus patas y
su pico naranjas. Gracias a las fuertes mareas y las numerosas rocas que jalonan
este entorno, se ha creado un ecosistema ideal para el desarrollo de diferentes
especies de moluscos como percebes, mejillones o lapas. La flora curiosamente también
encuentra acomodo a pesar de ser un lugar con unas condiciones poco favorables
para su desarrollo, esto se traduce en la aparición de especies tan singulares
y amenazadas como la acelga salada o
la herba de namorar.
Este fabuloso enclave está situado
en la frontera entre Asturias y Galicia, concretamente en el municipio gallego
de Ribadeo donde encontraremos todo tipo de servicios. Se encuentra expuesto a
un clima puramente cantábrico con fuertes vientos y oleajes furiosos durante el
invierno, mientras que los veranos suelen ser suaves. La mejor época para
visitar este claustro es sin duda alguna el verano, ya que además podremos
aprovechar para tomar un baño veraniego en las salvajes y bravas aguas de esta
playa. Habrá que estar muy atentos a las mareas, ya que para aprovechar al
máximo este enclave, se deberá realizar la visita durante la bajamar, lo que
nos permitirá recorrer sin peligro una mayor superficie de terreno de este
fantástico lugar, no obstante, también resulta espectacular el poder contemplar
mediante un pequeño paseo bien indicado sus acantilados desde la parte de
arriba durante la marea alta.
JOSE ANGEL MACHO BARRAGUES. INGENIERO AGRONOMO
JOSE ANGEL MACHO BARRAGUES. INGENIERO AGRONOMO
No hay comentarios:
Publicar un comentario