26 de agosto de 2019

PAISAJES DE FOTO: LA PLAYA DE LAS CATEDRALES

Este fabuloso enclave llamado también playa de aguas santas está situado en el mar cantábrico y se ha convertido durante los últimos años en uno de los parajes naturales más afamados y visitados de nuestra costa norte. Gracias a las impresionantes postales que nos ofrece y sobretodo a su originalidad, este enclave se aleja del prototipo de playa del litoral mediterráneo ideal para el baño tal piscina climatizada. En cuanto a sus figuras de protección, está catalogado como Monumento natural, forma parte de la zona especial de protección de los valores naturales “As Catedrais” y está incluida en la reserva de la Biosfera del río Eo, Oscos y Terras de Burón. 

En la playa de las catedrales podremos disfrutar de la fuerza salvaje del agua que choca contra colosos de pizarra que forman acantilados de cientos de millones de años de antigüedad, mientras escuchamos el graznido de una gaviota que se posa en un risco saliente con semblante amenazante sobre un pequeño banco de reos, la célebre y huidiza trucha de mar. Sin duda alguna, la singularidad de las formas que tienen sus acantilados son la diferenciación de este enclave natural, estas paredes rocosas formadas principalmente por pizarras y esquistos han sido moldeadas por la acción de las mareas adquiriendo formas caprichosas como grandes arcos tal arbotante, pasadizos o espectaculares grutas y cuevas. En este contexto, sin duda alguna destacan los arcos titánicos espectaculares que jalonan sobre la arena tal acueducto o pie de gigante, además es de destacar que nada más pisar la fina arena se comienza a respirar una sensación mística típica de la idiosincrasia gallega.

Se trata de un fantástico lugar de paso para las aves migratorias por lo que en primavera son habituales las abubillas y garcetas, durante todo el año son más habituales aves como el cormorán o el simpático ostrero euroasiático que destaca en el horizonte con sus patas y su pico naranjas. Gracias a las fuertes mareas y las numerosas rocas que jalonan este entorno, se ha creado un ecosistema ideal para el desarrollo de diferentes especies de moluscos como percebes, mejillones o lapas. La flora curiosamente también encuentra acomodo a pesar de ser un lugar con unas condiciones poco favorables para su desarrollo, esto se traduce en la aparición de especies tan singulares y amenazadas como la acelga salada o la herba de namorar.
Este fabuloso enclave está situado en la frontera entre Asturias y Galicia, concretamente en el municipio gallego de Ribadeo donde encontraremos todo tipo de servicios. Se encuentra expuesto a un clima puramente cantábrico con fuertes vientos y oleajes furiosos durante el invierno, mientras que los veranos suelen ser suaves. La mejor época para visitar este claustro es sin duda alguna el verano, ya que además podremos aprovechar para tomar un baño veraniego en las salvajes y bravas aguas de esta playa. Habrá que estar muy atentos a las mareas, ya que para aprovechar al máximo este enclave, se deberá realizar la visita durante la bajamar, lo que nos permitirá recorrer sin peligro una mayor superficie de terreno de este fantástico lugar, no obstante, también resulta espectacular el poder contemplar mediante un pequeño paseo bien indicado sus acantilados desde la parte de arriba durante la marea alta.

JOSE ANGEL MACHO BARRAGUES. INGENIERO AGRONOMO

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