29 de agosto de 2019

LA RUTA DE LOS FAREROS (SERRA GELADA-ALBIR)


Situado en la localidad alicantina de Alfaz del Pi, concretamente entre las bahías de Benidorm y Altea, encontramos un pequeño entorno natural que destaca entre los grandes rascacielos, las playas turísticas y el tráfico marítimo de la comarca alicantina de la Marina Baja. Ejemplo singular de sierra de la costa valenciana, este oasis ofrece un conjunto de ecosistemas formados por grandes acantilados, fondos marinos espectaculares y calas de ensueño, todo ello rodeado por un entorno montañoso que alberga en su interior un gran catálogo de especies de fauna y flora, algunas de ellas muy peculiares.
La ruta de los fareros transcurre íntegramente por el Parque Natural de la Sierra Gelada y debe su nombre a que su recorrido en la actualidad discurre prácticamente por el mismo sendero que utilizaban los antiguos fareros para poder transportar víveres hasta su lugar de trabajo y residencia. Este entorno se encuentra protegido desde el año 2005, año en que se convierte en el primer Parque marítimo-terrestre de la Comunidad Valenciana. El recorrido propuesto comienza en la localidad de Alfaz del pi y tiene una longitud de unos 5 km entre ida y vuelta, se puede tardar entre hora y media y 2 horas, contando las paradas y el tiempo empleado en la visita al interior del faro, convertido hoy en día en Centro de Interpretación con una exposición temática permanente explicativa del Parque Natural de la Sierra Gelada y la historia del propio faro y sus fareros.
En cuanto a la unidad paisajística, en los fondos marinos destacan dos tipos de ecosistemas por un lado los formados por imponentes praderas de poseidonias con fondos arenosos y por otro los fondos rocosos como el de la Llosa, en ambos podemos encontrar un gran catálogo de especies emblemáticas como la morena, el pez luna o el hermoso delfín mular. Otras especies destacadas por encontrarse más amenazadas son la nacra y un tipo muy peculiar de vermetido, el Dendropoma petraeum. Este paisaje conserva entre su rico patrimonio natural vetustos restos de edificaciones con gran historia como las ruinas de la antigua mina de ocre o la torre bombarda, atalaya mandada construir por el rey Felipe II en el siglo XVI ante la amenaza de los temidos piratas berberiscos que encontraban refugio en las inaccesibles calas y acantilados de este reducto del mar mediterráneo. El color azul celeste del fondo marino contrasta en armonía con el color grisáceo brillante como el hielo que aparece reflejado por el sol de la madrugada en las rocas calizas que jalonan las cumbres de las montañas y que da origen al nombre de este Parque Natural. En estos roquedos llenos de vida destaca la presencia de diferentes especies de aves como la pardela cenicienta, el cormorán moñudo o el audaz halcón peregrino. Estas especies de aves conviven en armonía con reptiles como el lagarto ocelado y la salamanquesa, así como con pequeños mamíferos como la musaraña o el lirón careto.
En cuanto a la flora destaca la presencia de una gran masa arbórea de pino carrasco en las zonas bajas de las laderas, a medida que se va ascendiendo comienza a desaparecer y dar paso al matorral donde destacan la jara, el lentisco, lavanda y el palmito, éstos aparecen acompañados de otras especies anuales como el narciso y la cebolla albarrana. Este enclave tiene tal riqueza que incluso también acoge varios tipos diferentes de orquídeas. Para conocer más a fondo este Parque Natural y la ruta de los fareros existe un recorrido transversal de todo el sistema montañoso con ascenso incluido al pico Gobernador. Esta visita se puede completar con actividades deportivas como el Snorkel, el piragüismo o el buceo. Además, también se puede disfrutar de la sensación única de parar durante el recorrido en el mirador Alfonso Yébenes Simón, Ingeniero de Minas y gran divulgador de la Sierra Gelada, para contemplar el vuelo furtivo de las aves o el salto del delfín mular.

JOSE ANGEL MACHO BARRAGUES. INGENIERO AGRONOMO.

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